Botifarra Terregada

Botifarra terregada

En 2009, Artur crea junto al maestro charcutero Xavier Casanovas, la Botifarra Terregada. Elaborada con asaduras de cerdo principalmente (ocasionalmente se elaboraba con ternera y cordero), cebolla, tomate, ajo, almendra, vino rancio, sal y pimienta negra, este particular embutido es la adaptación del plato más característico de la cocina vallesana occidental de finales del siglo XIX y principios del XX. Consistía en sangre y despojos cocinados con sofrito y vino rancio, ligado con una picada y acompañado con alioli. 

El plato, que casi había desaparecido, debía el nombre a su aspecto los pequeños fragmentos resultantes del carbón. Es un embutido cocido muy peculiar que no incorpora ningún aditivo (ni colorantes, ni emulgentes, ni potenciadores, ni antioxidantes). Prueba de ello es la ligera y temporal oxidación que sufre tras cortarse a cuchillo.  

Se consume preferiblemente caliente, cortada a rodajas gruesas que se saltean ambas caras por la sartén con aceite. Se acostumbra a servir sobre el tradicional pan con tomate catalán o acompañando unas alubias del Ganxet recién cocidas con aceite de oliva virgen extra y sal. 

Con ellas se elaboran tres recetas principalmente. El “Terrassenc”, un montadito creado por Artur en 2013 a base de una porción de Coca de Munt (autóctona también de Terrassa y elaborada con hierbas de Sant Llorenç), horneada con cebolla y tomate, Botifarra Terregada pasada por la plancha y salseada con alioli de miel de Ullastrell y perejil. 

El “Trinxat Vallesà” se elabora con patata del Bufet asada y pelada, chafada con el embutido pelado y pasada por la sartén hasta dorar ambas caras. Se sirve glaseada con jugo de carne o con un refrito de ajos por encima. 

Por último, la “Escudella Vallesana”, un cocido a partir de los cuatro pilares más representativos de la gastronomía vallesana: la Botifarra Terregada, la Col de Paperina, la alubia del Ganxet y el aceite de variedad Becaruda.

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